sábado, 14 de julio de 2012

Los Think Tanks como estrategia para la colectivización del conocimiento.


Este miércoles pasado (11 de julio de 2012) conseguí materializar un viejo proyecto que llevaba tratando de poner en marcha desde que regresé de mi estancia en los USA. Se trata de crear una serie de Think Tanks aprovechando la visita de algún personaje interesante de la escena artística o cultural. Tal y como hicieron conmigo en la Washington State University, ahora soy yo quien reúne a colegas y amigos que trabajan en mi entorno profesional e investigador, invitándoles a disfrutar de una jornada distendida y agradable que ponga en común, entre refrescantes baños, una comida sabrosa y su correspondiente sobremesa, sus trabajos de investigación en curso, de manera que puedan ser analizados por este invitado ilustre, generando a posteriori (y a lo largo de todo el día) una serie de suculentos intercambios de ideas (brainstormings) que nos enriquecieran a todos, y que constituyeran un incipiente patrimonio intelectual con que aderezar nuestras vidas cotidianas como intelectuales y seres creativos.

Para este Think Tank #1 aproveché la estancia entre nosotros del artista y profesor de la Universidad de Chile, Arturo Cariceo < Arturo Cariceo en Wikipedia>, con motivo de sus trabajos de investigación en el MIDECIANT de Cuenca, a través de la prestigiosa Beca del Banco de Santander 2012 para estancias de investigadores latinoamericanos de prestigio en los campus de las universidades españolas (en su caso para trabajar sobre la puesta en valor de los fondos permanentes de obra de las colecciones de arte y tecnología del MIDECIANT de Cuenca).


Invité para ello al grupo de doctorandos que tutorizo en la actualidad y cuya localización no era excesivamente lejana de nuestra casa vacacional de Serranillos Playa (cerca de Talavera de la Reina). Ellos trajeron sus portátiles, sus bañadores y ricos productos de la gastronomía autóctona.

La experiencia no pudo ser más enriquecedora. Cada uno de los doctorandos expuso ante el resto del grupo sus avances en los contenidos de sus Tesis en curso, siendo comentadas primero por Arturo Cariceo y luego por el resto de participantes, llevándonos a un interesantísimo intercambio de ideas y de planteamientos aportativos. El resultado fue una deliciosa velada bajo los árboles, llena de enjundiosas reflexiones acerca de las prácticas artísticas contemporáneas, aderezadas con refrescantes baños en la piscina de la casa y una suculenta comida que preparamos con las delicatesen regionales aportadas por todos los participantes.
¿quién dijo que trabajar, reflexionar, investigar es tedioso y/o aburrido?
Trabajo Intelectual + placer= lujo creativo para tiempos de crisis.  Y sobre todo, la intención de cambiar esa odiosa costumbre tan hispana de despreciar al invitado, al otro (viéndolo como el enemigo, en vez de aprovechar sus conocimientos, intercambiar opiniones, enriquecernos de forma retroalimentaria.... como saben muy bien hacer los anglosajones.




Como veis, me he propuesto materializar algunas de esas cosas que las instituciones docentes y académicas de nuestro país no son capaces de asumir (a pesar de que debería ser obligatorio, incluso en tiempos de crisis). Además, pienso que la vida profesional, intelectual e investigadora no debe quedar exclusivamente circunscrita bajo el paraguas -limitante- de la institución que nos ampara laboralmente, sino que debe desbordarse por todos los poros, por todas las esquinas, por todos los recovecos de nuestra vida personal, mezclándose, fundiéndose, adquiriendo la necesaria multisensorialidad poliédrica.

Así que, visto lo gratificante de la experiencia... repetiremos más veces y de muchas otras imaginativas maneras.

He pensado que sería bueno compartirlo con todos vosotros, mis amigos, mis lectores, para invitaros a tomar conciencia de la necesidad de proponer nuevos modelos de funcionamiento de la comunidad intelectual de la que formamos parte, de manera que podamos entre todos renovar, reinventando, el desolador panorama artístico y cultural actual. Cambiemos el modelo, pero hagámoslo desde nuestras propias iniciativas personales, desde su intrínseca pequeñez y humildad, sin necesidad de tirar de presupuesto (público o privado) cada vez que deseemos desplazarnos un sólo centímetro.