domingo, 6 de septiembre de 2009

¿Fue Internet concebido en la pequeña estancia lisboeta de la Rua dos Douradores?

La pregunta con la que mi texto anterior (05/09/09) concluía (en su doble significación: dar por finalizado algo y llegar a una conclusión que da solución de continuidad a un planteamiento o cuestión inicialmente planteada) me ha llevado a recuperar un cita de mi influyente y admirado Fernando Pessoa :

“Pienso con agrado (en bisección) en la posibilidad futura
de una geografía de nuestra conciencia de nosotros mismos
Todo eso depende del agudizamiento extremo de nuestras sensaciones interiores

que llevadas hasta donde se pueda,

sin duda revelarán o crearán en nosotros un espacio real

como el espacio que hay donde las cosas de la materia están
y que por otra parte es irreal como cosa.”

¿No supone acaso esta geografía pessoana la propuesta de una cartografía virtual que, ligada al concepto borgesiano de Aleph, rotura un mapa de relaciones que, al carecer de fisicidad, no puede aspirar sino a ser un [no]espacio, pero que sin embargo, al estar cargado por las experiencias, los tránsitos, las relaciones y vivencias que en él acontecen, se convierte entonces en un verdadero lugar espacial?

Siempre me ha sorprendido que un hombre , desde el reducido ámbito cotidiano que delimita una geografía mapeada por el lento discurrir de su viaje peatonal entre la Rua dos Douradores y el laberíntico centro histórico, pueda imaginar, proponer y dibujar con las precisas palabras del poeta la Red Internet y su espacio Electrónico de Información y Comunicación.

Esto demuestra que el pensamiento tiene los límites que nosotros mismos nos imponemos (en un acto de automutilación) y que los conceptos y las ideas no son sino vasos comunicantes que trasvasan el conocimiento entre disciplinas e información especializada.

¡Buen comienzo!

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