viernes, 18 de septiembre de 2009

Los mentirosos días de mi juventud

Aunque las hojas sean muchas, la raíz es sólo una.

A través de los mentirosos días de mi juventud

mecí mis hojas y flores al sol.

Ahora puedo marchitarme en la verdad

W.B. Yeats [1]

No he encontrado una cita más apropiada para describir el viaje –profesional y sentimental- en el que llevo treinta años embarcado. En este viaje se mezcla indisolublemente el apasionado proceso de maduración personal con la mirada en creciente perspectiva del devenir de los procesos y lenguajes artísticos; no sólo aquella que define la situación del Arte y que da cuerpo a la Cultura que disfrutamos (o sufrimos) en cada momento, sino la que me sumerge en la vergüenza de poder por fin mirar atrás y observar cuanto he creado y producido.

A cada golpe de la vida en mis carnes, una inevitable revisión de mi mirada, de mi memoria. No podría definir la verdad; tampoco creo que ésta se dejara con facilidad. Pero cuadrar las cosas de la vida como si de un puzzle infinito se tratara nos acerca a una sensación de verdad que sólo sirve para quedar en paz con la vida. Que no es poco.

Si escribo estos argumentos personales –e intransferibles- en este Blog es porque ese mismo proceso personal de “marchitarse en la verdad” podríamos aplicarlo al devenir del arte-en-la-era-de-la-cultura-digital. Pues aquellos “mentirosos días de mi juventud” están salpicados de creencias dogmáticas, pasiones desbordadas y cruzadas contra los no-conversos al nuevo arte. En esas deliciosas mentiras murió de forma trágica mi compañero Fernando Ñ. Canales. ¡Suerte la suya!. Ser superviviente significa sin embargo haber aceptado la posibilidad de “marchitarse en la verdad”. Ser pionero no es otra cosa que aceptar ser mirado por el otro como una vieja reliquia que justifica y da sentido a sus nuevas y benditas mentiras pasionales. La razón de las vanguardias artísticas. No se trata de renunciar a las mentiras ejercidas con apasionada honestidad en los días de juventud, sino de cuadrar las cuentas con la vida y con el arte para que no nos resulte un viaje evitable y gratuito. Pagar peaje por la vida y por la vanguardia es una alforja necesaria para poder “marchitarse en la verdad”.

Pero esa verdad huele a detritus y a la putrefacción de toda vanguardia histórica. Una de las mayores crueldades de nuestra sociedad actual es que ha impuesto un tempo tan voraz que nos sobra media vida. La que resta, sólo nos ofrece una atalaya dorada desde la que ser observador de la podredumbre de todo cuanto insuflamos como insultante modernidad en los años de juventud.

Esta reflexión soporta la decisión personal de diluir las verdades de juventud en un consenso colectivo que funciona en tiempo real y cuyo juez no es otro que el propio sistema retroalimentarlo que se abre a la otredad como notario de la realidad. Esta podría ser también una posible descripción del proceso-hacia-la-verdad del sistema de intercambio del Blog como foro virtual en el que depositamos e intercambiamos nuestros “mentirosos días de juventud”.

Ayer, en Forja Arte, durante la inauguración de la exposición “Exchange; Travel Lounge”, discerníamos apasionadamente acerca de la transformación en la otorgación social de la credibilidad y del prestigio desde la figura del “escritor” a la del “blogero”. Porque éste acepta un cambio del discurso cerrado de la palabra impresa hacia la construcción de un “estado de opinión” abierto, interactivo y que se da en el tiempo real de la Web. Que éste propone y cataliza para construir colectivamente el cuerpo del nuevo discurso, sabiendo adaptar su lenguaje y su identidad al medio que está empleando. Un blog, un chat y una web sólo tienen en común su virtualidad y el tiempo real interactivo en el que se producen, pero no seria posible generar el mismo cuerpo discursivo para todos ellos. Esta es la razón por la que las instituciones (cuerpos individuales o colectivos) que desean tener una presencia global en el Espacio Electrónico aprenden a adaptar – modificando si es preciso- sus identidades y sus discursos, según sea el medio y el canal que escojan para visibilizarse. Las relaciones que luego se establezcan entre la identidad física y cada una de las virtuales sería objeto de otro estudio aparte.

Me viene ahora a la memoria la celebrada frase de filósofo alemán Ludwig Wittgenstein, al aseverar que “Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”. Cuántas actitudes podríamos someter a su verdad. Porque el verdadero regalo de esta frase no consiste en certificar el cuerpo de nuestra anterior argumentación, sino el explicarnos además que sólo podemos “pasear por nuevos pasajes” y “ tener otros ojos” [2] en la media en que seamos capaces de expandir los límites de nuestros lenguajes. Un lenguaje limitado limita nuestra realidad. Un lenguaje especializado confina las fronteras de dicha realidad al estéril territorio del pensamiento especializado. Resulta sobrecogedor saber que los esquimales del Polo Norte poseen varias decenas de acepciones para el color blanco, al igual que los japoneses las tienen para el verde o para la lluvia. ¡Qué poco hemos mirado por cierto los españoles hacia la naturaleza, tan preocupados por el alma! Ya decía Carlos V que le hablaba a Dios en español, a los hombres en francés, a los pintores en italiano y a los soldados en alemán. Con este mismo propósito de alcanzar una realidad inédita, en ciernes, que asegurase en este caso el ser y el estar en una sociedad global a la que se asomaban por primera vez desde su forzoso encierro, los japoneses han tenido que asumir el reto –inverosímil para un castellano- de expandir sus fronteras lingüísticas e idiomáticas, creando nuevos vocabularios (Hiragana) Katagana, Romaji) capaces de acoger los neologismos y barbarismos que soportan el pensamiento de una cultura planetaria colonizada por la anglosajona, aunque para ello hayan tenido que sacrificar bases fundamentales de su ancestral cultura, fagotizándola, aniquilándola. Al igual que los chinos. Por ello, el mayor problema para “estar-en-Red”, para “ser digital”, no sea aprender sus lenguajes y mecanismos tecno-funcionales, sino estar dispuestos como sociedad a aceptar el enorme sacrificio cultural de devorarse a sí mismos con el fin de parir el monstruo mutante que asegure su supervivencia por el tradicional mecanismo de adaptación al medio que en Biología asegura la continuidad de una especie.

Sembrar ideas en la Red es un delicado proceso (y “cosa sería” que decía José Luis Delgado) que, partiendo de lo individual, se expande hacia los procesos colectivos que aseguran su cultivo y provee de la cosecha de un cuerpo de conocimientos entretejido. Expandir los lenguajes que permiten inocular colectivamente dichas ideas-semillas no sólo amplía los límites del mundo al que nos dirigimos, sino que posibilita la necesaria mutación del pensamiento resultante, que se renueva y se reinventa. El resultado ya no es propiedad del sembrador, sino del vendimiador, que no es sólo uno sino todos los que colaboraron en su cosecha.

Ser flexibles y estar dispuestos al cambio no es una cuestión de principios, sino de supervivencia. Esto vale no sólo para las cuestiones personales, sino también para las prácticas artísticas.



[1] Though leaves are many, the root is one;

Through all the lying days of my youth

I swayed my leaves and flowers in the sun

Now I may wither into the truth.

W.B. Yeats: “Arribo de la Sabiduría con el Tiempo”. En Antología Bilingüe. Alianza Editorial. Madrid. 1990.Pp.74-75.

[2] “El único verdadera viaje, el único baño de juventud, sería el de no andar hacia nuevos pasajes, sino tener otros ojos”. Marcel Proust. “Por el camino de Swan”. En busca del tiempo perdido.

5 comentarios:

  1. ..."Un lenguaje limitado limita nuestra realidad"...

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  2. Estimado amigo:
    Tu post está lleno de ricas frutas para saborear y evaluar sus sabores a posteriori. Como ejemplo citaré tres de ellas: “Ser pionero no es otra cosa que aceptar ser mirado por el otro como una vieja reliquia que justifica y da sentido a sus nuevas y benditas mentiras pasionales”, “Pagar peaje por la vida y por la vanguardia es una alforja necesaria para poder “marchitarse en la verdad” y “La transformación en la otorgación social de la credibilidad y del prestigio desde la figura del “escritor” a la del “blogero”. Porque éste acepta un cambio del discurso cerrado de la palabra impresa hacia la construcción de un “estado de opinión” abierto, interactivo y que se da en el tiempo real de la Web”.
    Esta ultima “fruta” se refiere al cambio de paradigma de “transmisión de contenidos de interés” (mundo editorial) y es donde se puede generar un debate muy interesante. La construcción de nuevos cuerpos de discurso y su transmisión son la clave del nuevo paradigma en el que nos vemos inmersos. De ahí el valor de la otorgación social y la credibilidad al nuevo modelo y de cómo este se define.

    Jose Luis Delgado Guitart
    http://www.elasunto.com

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  3. Verdaderamente es una delicia leerte JR.
    Contenido y meditaciones contemporáneas escrito con sabor romántico... ¿Se puede pedir mas?

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  4. Recientemente escuché, o eso quise interpretar, que un reconocido investigador español apuntaba que el problema que veía actualmete es que los investigadores vivían muchos años... está llevado al terreno de la ciencia pero por allí van los tiros.

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  5. Esto abre un bonito debate sobre la "edad" de la creatividad...

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