domingo, 30 de agosto de 2009

¿Sueñan los androides con ovejitas mecánicas?

Nuevo, lo que se dice nuevo (esto es, algo que jamás antes existió ni pudo ser por tanto utilizado o convertido en una realidad utilizable), nuestra cibersociedad actual sólo ha ideado, desarrollado y puesto en funcionamiento dos auténticas novedades: un Mundo Virtual (que se materializa en el Espacio Electrónico de la Comunicación y la Información (EECI) -con Internet como estrella rutilante-, y una nueva condición: la Realidad Híbrida (esto si asignamos a la parte tecnológica de la misma el valor de autonomía funcional que se desprende del funcionamiento independiente de máquinas dotadas de “inteligencia artificial”).

Sólo estos dos presupuestos podrían situarnos ante alguna dimensión inédita que se podría configurar como esas “otras realidades” para el individuo que habita la sociedad tecnológica de comienzos del siglo XXI. Todo lo demás a lo que atribuimos el valor de la novedad (como aportaciones de la sociedad y la cultura digitales), aún situándolo dentro del entorno más radical configurado por la más alta tecnología actual, no constituye sino remakes o prolongaciones de presupuestos que se vienen repitiendo como invariables a lo largo de la Historia de todas las civilizaciones por nosotros conocidas.

Además, como decía un amigo mío el otro día en una jugosa conversación en el Café Maravillas de Madrid: “Lo curioso es que cuando repasamos la ciencia-ficción producida durante todo el siglo pasado y vemos cómo los creadores imaginaban el futuro, a ninguno se le ocurrió jamás –ni por un momento- pensar en Internet, que es lo único que realmente ha revolucionado la sociedad del siglo XX –es decir, la manera inédita en la que ahora -en el XXI- pensamos y “usamos” el mundo, así como nuestros hábitos y comportamientos cotidianos.

Todo esto me viene a la memoria con motivo de un reciente visionado de la extraordinaria película Blade Runner.


Nota a los comentarios que ha generado este texto: Luis Alberto Martínez (Lessrain), me apunta que Vladimir Odoevsky (1804-1869) en su novela Year 4338, escrita en 1837 pero publicada en 1926, hace una pequeña referencia o predicción de los principios básicos que hoy conocemos como "internet": "Finally, today we received a household journal from the prime minister, where we, among others, were invited to a soiree. You need to know that in many houses, especially those well connected, such journals are published, having replaced regular correspondence. <...> The journals usually provide information about the hosts’ good or bad health, family news, various thoughts and comments, small inventions, as well as invitations; in case of a dinner invitation, also the menu. Besides, for communicating in emergency, friends' houses are connected by means of magnetic telegraphs that allow people who live far from each other to talk to each other."

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