Virginia Paniagua me hace, desde la distancia -física-, una aportación a la última entrada del Blog (13/09/09) que no puedo dejar de incluirla y comentarla para compartirla con todos vosotros:
"Es curioso, lo que me sugiere tu explicación del conocimiento disponible en la red es, más que una red, la primera imagen, un mar con muchas ideas flotando, imposible de cartografiar, porque son como restos de un naufragio, o semillas migratorias arrastradas por las corrientes, movidas por tormentas, o que permanecen visibles en una coordenada olvidada. Los enlaces se van ocultando con las nuevas aportaciones, a veces lo más prescindible desplaza a lo imprescindible... y así. Exactamente igual que lo que pasa en nuestra desordenada mente. Los recuerdos se solapan, los conocimientos se sustituyen, los comportamientos se contradicen, y acabamos teniendo que volver a conocernos a nosotros mismos."
Es cierto que para ser un superviviente del naufragio mental que suponer mantener un Blog, hay que ser nativo o convertirse a la cultura digital de la Web.2.0, algo, creerme, demasiado difícil para un nativo de la vieja cultura analógica.
Porque esa actitud intelectual de parir ideas-en-proceso, lleva indisolublemente aparejada la actitud sentimental interior de comprender que el Blog no es una tribuna, sino una semillero, donde las ideas se inoculan como trozos-mentales-balbuceantes, y su autoría se diluye entre la comunidad co-partícipe. Para mí, todo un descubrimiento-en-proceso.
Feliz descubrimiento que me lleva a recordar que, precisamente, esa es la actitud que debería implementarse en las aulas académicas de la Sociedad Digital del siglo XXI (...siempre llevando todos los asuntos a mi terreno, lo siento!!).
Pero... ¿cuántos de los que las regentamos estamos en condiciones o dispuestos a modificar esta anquilosada y retrograda mentalidad?
Mientras tanto, siempre nos quedará la Red.
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